EL NORTE DE CASTILLA / LAURA NEGRO

En Torozos los campos se tiñen de morado. La lavanda se abre paso entre el cereal ofreciendo todo un espectáculo para la vista y el olfato. Gracias a esta planta aromática, Tiedra es un destino ideal para los turistas de floración que quieren conocer sus secretos. Luz María Cuadrado y Antonio Fonseca son un matrimonio de emprendedores que acaban de inaugurar Tiedra de Lavanda, un centro de interpretación sobre este cultivo que demuestra que turismo y agricultura pueden ir de la mano a la hora de poner en valor el patrimonio, el paisaje y la cultura.

Antonio tiene una larga experiencia en la creación de empresas. Este ingeniero de Montes de Toro (Zamora) lleva más de 30 años en el ejercicio libre de la profesión. La mayor parte en el medio rural, siempre ofreciendo servicios forestales, de agricultura y biomasa. Pionero, con gran visión y capacidad de innovación, en 2006 optó por la lavanda y el lavandín como alternativas de secano en la comarca de los Montes Torozos.

Así nació una de sus empresas, Aromáticas del Duero, dedicada a producir y comercializar de aceites esenciales. «Gestionamos unas 325 hectáreas de lavanda y el epicentro es Tiedra. Somos la destiladora con más capacidad de Castilla y León y una de las más importantes a nivel nacional. La lavanda tiene muchos horizontes y uno de los más importantes es el turístico, que nos apetecía mucho desarrollar. En la Provenza francesa, la mayor potencia mundial en este cultivo, el negocio turístico que mueve la lavanda supone 2,5 veces lo que el sector agrícola. Es imposible compararnos con ellos, pero debemos seguir su estela. Nos animamos a emprender porque estábamos convencidos de que este proyecto serviría, además, para dinamizar nuestro pueblo y la comarca», dice este emprendedor agrícola.

Luz nació y se crió en Tiedra. Estudió Psicología en Salamanca y se especializó en recursos humanos. Toda su vida laboral ha transcurrido entre la formación y la orientación laboral, en empresas privadas y en la Administración, y siempre por cuenta ajena. Su último contrato, de cinco años, fue en el Servicio Público de Empleo (Ecyl). «Nunca me había planteado emprender. Trabajar en la Administración me resultaba cómodo para conciliar y me gustaba, pero cuando en el Ecyl hicieron un recorte de personal y me ofrecieron un traslado, decidí renunciar. Entonces me planteé seriamente emprender mi propio negocio», cuenta ella.

La idea le entusiasmaba, aunque le producía cierto temor. «Hasta Tiedra venían muchos turistas con ganas de ver la plantación, ya que la lavanda es todavía un cultivo muy desconocido y anecdótico en la zona. Tiene un gran potencial que transciende lo meramente agroindustrial, y por eso estaba segura de que diversificar el negocio sería un éxito», añade Luz, que lo maduró largo tiempo.

Tenían un edificio agrícola anexo a su destilería cerca de los campos de cultivo, que reconvirtieron en centro de interpretación de la lavanda. Acudieron al Grupo de Acción Local (GAL) Zona Centro de Valladolid, donde recibieron asesoramiento y apoyo para solicitar una ayuda Leader a fondo perdido, que les han concedido por valor de 61.969 euros, el 30% de la inversión total. «Los técnicos del GAL enseguida creyeron en nuestro proyecto y todo han sido facilidades. Compramos un terreno para hacer el edificio más accesible y los trámites se alargaron más de lo esperado, así que me dediqué a buscar contenidos para el centro de interpretación. El proceso de documentación me llevó mucho tiempo y estudio. También planificar los espacios fue complicado, pero disfruté con ello. Quería que la visita resultara amena y atractiva», informa ella.

Fotografía L. N.